212.- Mayo del 68. Requiem por unos oportunistas.

Gracias doy a Dios por haber mantenido valores de los que no estoy ahora frustrado como muchos de aquellos que bebían lo que Daniel Cohn-Bendit ("Dany el rojo", que majo él) exigía. Entonces no se podía decir, pero el oro de Moscú pagaba aquella revolución de pijos hundidos ya en frustraciones personales que trataron de superar con valores más que cuestionables. Su actuación en la vida, veinte años más tarde, lo demostró.
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