299.- Trillo y el Yak-42

¿Cómo fue posible que un irresponsable como Trillo le pidiera responsabilidades al entonces ministro de Justicia Bermejo? Su actitud me recordó la no menos bochornosa de un tal Moltó, eminente responsable del fiasco de la Caja Castilla-La Mancha, que tuvo la avilantez de pedirle al entonces gobernador del Banco de España, Mariano Rubio, "¡míreme a los ojos!" (cuando él precisamente le hurtó la mirada, para colmo). Y mira ahora...
Un general, con impecable historial médico y militar, como es Vicente Navarro y el comandante José Ramírez y el capitán Miguel Sáez, se han visto envueltos en un juicio para depurar las responsabilidades devenidas de los errores de identificación de los cadáveres habidos en el accidente del Yak-42.
Conozco el Ejército muy bien y sé cómo funciona esta "empresa". Cuando ocurrió este desgraciado incidente enseguida pensé, vaya presión habrán tenido que soportar los que enviaron para la identificación con tal de tener los cuerpos en España a la mayor brevedad... de sesenta horas.
Era como cuando los "grises" sacaban la porra en alguna manifestación, si la cosa no trascendía no pasaba nada, pero si los medios se cebaban con la "represión", el culpable no era el gobernador civil, era el pobre comandante que obedecía la orden de "disolver de cualquier manera" emanada del politiquillo de turno.
El indigno Trillo, habida cuenta de que el juez ni siquiera le ha llamado a declarar, debería irse a su casa de una puñetera vez, y meterse debajo del paso que tan piadoso porta en Murcia durante la Semana Santa.
Todo esto además vela lo más importante (y volvemos al focal point); las causas de que se produjera el accidente del avión de transporte. Mejor cargar contra los que erraron en la identificación de los cuerpos, que en relación a la pérdida de vidas es secundario.
No puedo decir que los militares aceptamos la responsabilidad con gallardía, porque al menos hay uno, sólo uno, que es indigno de haber llevado el uniforme: Jesús Trillo-Figueroa y Martínez-Conde del Cuerpo Jurídico de la Armada.
Un listillo que coqueteaba con la política cuando aún llevaba el uniforme. Vergüenza por donde se mire.